Desde tiempo inmemorial, el imponente Macizo de Gredos es fiel testigo de los cambios de estación y sus efectos sobre La Vera. Desde su pétrea atalaya, ve como los días se vuelven más cortos y, paulatinamente, el paisaje va cambiando su apariencia: es el Otoño
Los robles, olmos, chopos, sauces y el resto de especies caducifolias han comenzado su “otoñada”, pregonera del invierno.
Los tonos verdes del verano han ido desapareciendo dando paso a una variada y bella paleta de colores otoñales,
cuya aparición tiene una función tan importante como estética: los tonos rojos, por ejemplo, protegen las hojas de los rayos ultravioleta; los ocres, naranjas, amarillos y dorados afloran como resultado de la desaparición de la clorofila.
Para algunos amantes de la fotografía, el otoño es la estación más “fotogénica” del año. Su plasticidad es abrumadora; la luz se fragmenta en infinidad de reflejos cálidos para ofrecernos una maravillosa sinfonía cromática; el aire se embriaga con aromas de ancestrales arboledas y se hace visible a los ojos de la cámara. (Imagen: «Hojas de roble durante el otoño». Autor, Mr Porse)
El otoño, envuelto en sus ropajes de misterio y magia, sigue su curso imparable hacía el Solsticio de Invierno y a la eterna lucha entre la luz y la oscuridad.
Descubre el misterio de la otoñada.
Ven a Veragua y descubre la Vera.
Imágenes: Archivo Veragua, Ramón Peco y Mr Porse