Garganta de Gualtaminos (III) El Moro, Las Brujas y el Campesino, paraísos en La Vera Salvaje
Agua de la sierra, agua que avanza impetuosa
y se precipita al vacío violenta;
agua que más tarde, ya serena, discurre silenciosa y lenta.
Así recorre los cauces, acaricia las riberas
y en mágicos espacios se remansa adormecida.
Es el agua de La Vera
Como ya comentábamos en los dos anteriores post dedicados a la Garganta de Gualtaminos, ésta es una de las gargantas más bonitas de la comarca. Está situada en el centro de lo que los amantes de la naturaleza y aficionados al senderismo han venido a denominar «la Vera Salvaje«, en referencia a las gargantas de Alardos, Minchones, Gualtaminos, Cuartos, Jaranda y Pedro Chate que se han ganado el montaraz título gracias las bravías torrenteras que se precipitan desde las cumbres de la Sierra de Gredos hacia el valle del Tiétar, río al que todas estas gargantas son tributarias por el margen derecho.
Desde «El librito», si remontamos el cauce del río llegaremos a El Charco del Moro,
un paraje hermoso, rodeado de vegetación, en el que las rocas parecen cobrar vida, fundiéndose en mágicas formas y reflejos con las aguas de un remanso ideal para el baño.
Caminando bosque a través, río arriba, llegaremos al Charco de Las Brujas, en el que el agua juega con las extrañas formaciones rocosas
precipitándose en cascadas y pequeñas chorreras.
Para llegar al Charco del Campesino hemos de
volver sobre nuestros pasos y tomar una carretera que asciende por la urbanización Las Solanas hasta un restaurante-merendero que en temporada estival ofrece una buena cocina tradicional y excelentes asados.
Desde ese punto se puede acceder a El Campesino y disfrutar de un reconfortante baño en sus aguas limpias y profundas.